Cuéntame Cosicas

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«En la vida, hay muchas cosas interesantes. Sin embargo, el vocablo «interés» es relativo, y su significado cambia de un hombre a otro. Lo que ahora me interesa, tal vez no me interese en el futuro; lo que ahora no concita el interés mío y de los demás, quizá luego nos interese a todos. Podemos decir que hay intereses, tanto transitorios como eternos; e intereses que tienen, como origen, motivos y fuentes diversos. Además, podemos decir que las cosas que atraen nuestro interés reflejan claramente nuestra educación, nuestro nivel intelectual y nuestro sentido de los valores.

También hay esferas de interés que todavía no existen para la mayoría, porque esa gente no tiene la aptitud ni la preparación para apreciarlas. Quienes en algún grado avanzaron por el sendero de la realización y la sublimación, cambian poco a poco sus campos de interés, tal como ocurre con el niño que, cuando supera la época de sus juguetes, se dedica a la educación, a la cultura y al servicio.

Pero, hay una cuestión que tal vez ha rondado por todas las ciencias a lo largo de todos los siglos. Durante la historia de la humanidad no hubo una sola civilización que no se interesara por este tema. El sabio y el labriego; el científico atómico de hoy, igual que el hombre primitivo del pasado… todos volvieron su mirada hacia ese tema perenne, extrayendo cada uno su propia conclusión y su propia inspiración de él. Este tema, esta flor de verdor perpetuo, es el Alma Humana.

Pero, ¿por qué es tan interesante? Y… ¿cómo podría ser de otro modo? Porque el alma es la clave de la vida y de la muerte, es la raíz de la existencia; es la fuente de todas las virtudes y hermosuras. El alma es la que da significado eterno a nuestros amores y sacrificios, y, sin ella, todos nuestros gozos terminan en la tumba.

Quienes se pusieron a pensar sobre la fugacidad de la vida, quienes se encontraron con la sombra de la muerte, y quienes vieron cómo sus seres queridos abandonaron esta vida… todos ellos pensaron en el alma. Estos pensamientos los consolaron o los llenaron de amargura, o quizá modificaron todas sus actitudes y relaciones, o los dejaron a merced de la borrasca de la ilusión y la vanidad. Pero, ¿quién no pensó en la fugacidad de la vida o en la posibilidad de la vida eterna, en las generaciones del pasado y del presente, en la fuente de la genialidad y la sabiduría, y en los avanzados maestros y conductores del mundo? Todos estos pensamientos pasan a través de los portales del alma. Quienquiera que pueda entrar en el reino de ese misterio, podrá resolver los problemas de la vida y la muerte, de la verdad y la ilusión.»

Torkom Saraydarían, La Llama

Rafa Navarro