«Cuéntame cosicas. Dos palabras que pueden parecer simples. Pero, ¿y si fueran el inicio de una revolución emocional?»
Buenas tardes. Soy Rafa Navarro, y no soy escritor por vocación, ni terapeuta por formación académica… soy un superviviente emocional. Un alma que ha llorado en silencio, que ha tenido que recomponerse con paciencia y cicatrices. Y un día, entendí que había algo profundamente sanador en esto:
Contar. Escuchar. Compartir. Sin postureo. Sin filtros. Sin vergüenza.
Así nació cuentamecosicas.com. No como una web cualquiera, sino como un lugar donde lo emocional es lo importante. Donde no hay que tener el discurso perfecto, sino el corazón dispuesto. Donde puedes venir roto, incompleto, confundido, y aún así… ser bienvenido.
Porque todos tenemos cosicas dentro. Algunas duelen. Otras nos salvan. Y cuando las cuentas… algo cambia.
En «cuentamecosicas.com» no buscamos textos perfectos. Buscamos humanidad. Una frase desordenada, escrita a las tres de la mañana, puede tener más poder terapéutico que cien sesiones de silencio. Contar es dejar de pelearte con lo que pasó. Es decirle al dolor: «Te veo. Ya no me escondo de ti.»
«No fue una idea brillante. No fue una estrategia de marketing. Fue una necesidad vital. Casi una urgencia del alma.»
«Cuentamecosicas.com» no nació en un despacho, ni en una reunión creativa. Nació en una noche en la que ya no sabía quién era. Nació cuando tocar fondo me dejó sin más disfraces.
Y es que a veces la vida no te da opciones: o te rompes, o te rehaces.
Yo me rompí. En mil partes. Y en ese caos, me di cuenta de algo: no tenía dónde poner mis palabras. No tenía dónde contar lo que dolía, sin que me juzgaran, sin que intentaran arreglarme con frases de libro de autoayuda.
Así que abrí un espacio para mí. Para vomitar emociones. Para escribir sin cuidar las formas, pero con el alma entera. Y lo que empezó siendo un desahogo personal… se convirtió en algo más grande.
Un día, alguien me escribió: «Leerte fue como escucharme a mí misma, por primera vez.» Y ese día entendí que no estaba solo. Que mis heridas no eran raras ni únicas. Eran universales. Y que si yo ponía voz al dolor, otros podían respirar un poco más aliviados.
Entonces le di forma a lo que sentía: No quería una web con consejos. Quería un refugio emocional. Un lugar donde ser uno mismo no fuera castigado ni corregido.
Porque nadie me enseñó a poner límites. Ni a expresar tristeza sin sentirme débil. Ni a vivir una ruptura sin tener que demostrar que ya estaba «superado».
Así que hice lo único que sabía hacer: sentir y escribirlo. Y desde ese lugar, «cuentamecosicas.com» se convirtió en un rincón donde la herida se convierte en palabra… Y la palabra, en puente.
No es una web. Es un refugio
«Una web te da información. Un refugio te da permiso para sentir sin miedo.»
A veces me preguntan: —»¿Y tú de qué va tu web?» Y me cuesta responder con etiquetas simples. Porque cuentamecosicas.com no es un blog de autoayuda. No es un diario emocional. No es un lugar de consejos, ni de frases bonitas recicladas.
Es un refugio. Una especie de casa sin paredes donde entras, te quitas el personaje… y simplemente eres.
Consuelo
Hay gente que llega buscando consuelo, un espacio donde sentirse comprendido sin explicaciones.
Rabia
Otros vienen con rabia, con la herida abierta, necesitando un lugar donde expresarla sin ser juzgados.
Compañía
Algunos solo necesitan saber que no están solos en lo que sienten, que hay otros corazones latiendo al mismo ritmo.
Porque cuando uno está roto, no necesita recetas. Necesita espacio. Silencio que acompañe. Y palabras que no duelan más.
Y eso es lo que intento construir: un espacio seguro. Donde cada texto es un abrazo disfrazado de palabra. Donde cada historia tiene lugar, sin importar su forma o final.
No hay postureo emocional. No hay filtros que embellezcan lo que fue feo. No hay «todo pasa por algo» si eso todavía no te sirve.
Aquí se habla claro. Con emoción. Con verdad.
Porque detrás de cada «cosica» que alguien me cuenta, hay una vida intentando entenderse, un corazón buscando tregua.
Y ¿sabes qué pasa cuando uno se siente visto, aunque sea por un texto? Respira. Y a veces… incluso empieza a sanar.
La comunidad: lectores que se ven reflejados
Uno de los aspectos más sorprendentes de «cuentamecosicas.com» ha sido la formación orgánica de una comunidad. No fue algo planeado, sino que surgió naturalmente cuando las personas comenzaron a reconocerse en las historias compartidas.
Esta comunidad no tiene reglas escritas ni membresías formales. Se basa en algo mucho más profundo: el reconocimiento mutuo. Cuando alguien lee un texto y piensa «esto también me pasó a mí», se crea un vínculo invisible pero poderoso.
Los lectores no son consumidores pasivos de contenido. Son personas que encuentran en estas palabras un espejo donde mirarse, un lugar donde sentirse menos solos. Y muchos de ellos, inspirados por lo que leen, dan el paso de convertirse también en narradores de sus propias experiencias.
«Cuando leí tu texto sobre el duelo, sentí que alguien por fin entendía exactamente lo que estaba pasando. No me sentí juzgada ni presionada para ‘superarlo’. Solo me sentí acompañada. Y eso, ese día, lo era todo.»
Esta comunidad trasciende las barreras geográficas y culturales. Hay personas de diferentes países, edades y circunstancias que encuentran un punto común: la necesidad de expresar y compartir sus emociones sin filtros.
Y así, sin buscarlo, «cuentamecosicas.com» se ha convertido en un punto de encuentro para almas que buscan autenticidad en un mundo digital a menudo superficial y performativo.
cuentamecosicas.com no es una web más. Es un espacio real, emocional, imperfecto. Un rincón donde puedes llorar, reír, desahogarte, respirar. Un lugar donde no se te pide que seas fuerte, ni que finjas estar bien.
Aquí puedes venir como estés. Y puedes quedarte el tiempo que necesites. Leer. Escribir. Sentir.
Porque no somos máquinas. Somos personas rotas, intensas, sensibles, contradictorias. Y está bien. No necesitas arreglarte para contar tu historia. Solo necesitas darte permiso.
Te invito a que entres, leas, te pierdas entre palabras. Y si algún texto te remueve, te toca o te abraza… déjalo hacer su trabajo.
Y si un día, decides escribir tú… aquí estaré para leerte. Sin juicio. Con alma.
Te dejo con la ponencia completa y espero verte formar parte de la nueva comunidad que estamos creando. Dedica un tiempo a contarte cosicas a ti mismo/a, verás los cambios.