Cuéntame Cosicas

Puedes llamarme al 868 181 112 o concertar una cita en la página de contacto

Cuando un hombre no está contento consigo mismo, proyectará esa infelicidad en cualquier mujer que intente amarlo. Arruinará su felicidad porque no puede encontrar la suya. Así que, querido hombre, trabaja en ti mismo, porque el amor de una mujer no es remedio para tu dolor. 

No es su trabajo sanar las heridas que te niegas a afrontar. Si cargas con ira, inseguridad o dudas sin resolver, inevitablemente convertirás su ternura en un campo de batalla donde lucha constantemente por un amor que aún no has aprendido a dar. Ella intentará abrazarte, recordarte tu valor, aunque si tú mismo no lo crees, sus palabras te parecerán mentiras. La alejarás, no porque no sea digna, sino porque en el fondo, crees que sí lo eres. Y cuando un hombre cree que no es digno de amor, inconscientemente destruirá cualquier amor que se le presente. Podrías criticarla, menospreciarla o hacerla sentir que nunca es suficiente. No porque no lo sea, sino porque tú sientes que no lo eres. 

Una mujer enamorada hará todo lo posible por iluminar tu oscuridad, aunque si te niegas a soltar las sombras, también apagarás su luz. Por eso la sanación es esencial. No puedes servir de una copa vacía, ni puedes construir una relación amorosa sobre la base del autodesprecio. Trabaja en ti mismo para que, cuando llegue el amor, puedas recibirlo con los brazos abiertos en lugar de rechazarlo por miedo. Sana tu pasado para no desangrarte con una mujer que no tuvo nada que ver con tus heridas. Asume la responsabilidad de tu felicidad para que ella no tenga que cargar con el peso de su corazón y el tuyo. Aprende a amarte a ti mismo para que, cuando ella te ame, le creas.

Una buena mujer te amará profundamente, aunque ni la mujer más fuerte puede salvar a un hombre que se niega a salvarse. Si estás roto, reconócelo. Si estás perdido, encuentra tu camino. Si te sientes herido, busca sanar. Tu dolor no es tu culpa, aunque sanar es tu responsabilidad. Ninguna mujer merece sufrir por negarse a trabajar. 

El amor es un santuario, no un lugar de destrucción. Así que, querido hombre, trabaja en ti mismo, no solo por ella, sino por ti. Ámate lo suficiente como para convertirte en el hombre que pueda amarla como se merece.

Esta es la versión hombre, pero también la podemos identificarla con la versión mujer. Solo cambia el termino masculino por femenino.

Rafa Navarro