Cuéntame Cosicas

Puedes llamarme al 868 181 112 o concertar una cita en la página de contacto

«Cuéntame cosicas… ¿Sabes? Siempre me ha hecho gracia esa frase. No sé si es por la confianza que encierra, como cuando alguien se sienta contigo y te dice: ‘Cuéntame, ¿qué tal? ¿Qué pasa?’. No importa si es algo grande o pequeño, es como si le abrieras la puerta a un montón de historias, aunque sean de las que se pierden en lo cotidiano, de las que no vas contando por ahí.

Porque claro, ‘cosicas’ puede ser cualquier cosa. Puede ser que ayer se te rompió la cafetera justo cuando más la necesitabas, o el timbre, vaya por Dios, no sabes quien te llama, o que has perdido la contraseña de Disney o que hoy amaneció más fresco el aire y te sorprendió. Son esas pequeñas historias que parecen no tener importancia… hasta que las cuentas, las vives y las sientes a tu manera, ni mejor ni peor, simplemente a tu manera.

Y mira que es curioso. A veces, cuando alguien te dice ‘cuéntame cosicas’, de repente, como que el cerebro se te pone en blanco. Y piensas: ‘¿Qué cuento? ¿Qué tengo de interesante?’ Pero es justo entonces cuando te das cuenta: ¡todo lo que pasa es interesante! El truco está en cómo lo ves, cómo lo vives, como lo sientes y sobre todo, cómo lo cuentas. Esa es la razón de ser de mi próxima conferencia.

Por ejemplo, hoy podría contarte que me quedé atascado en un semáforo en rojo, pero no fue cualquier semáforo… ¡No! Fue un semáforo rebelde, de esos que parece que nunca se ponen en verde. Ahí estuve, esperando. Y mientras, observaba a la gente cruzar la calle. Había una señora mayor con un carrito lleno de frutas, que parecía ir a un mercado invisible. O aquel perro que, con toda la dignidad del mundo, olfateaba cada árbol como si estuviera haciendo una inspección oficial. Y, de repente, ¡pum!, cambió el semáforo.

O esa vez que alguien, hace años me pidió tiempo…. ¿Tiempo? ¿para que?…..

El tiempo… ese gran bromista cósmico. Todos estamos atrapados en su juego, corriendo de un lado a otro como si de alguna forma, al final del día, hubiéramos ganado algo. Porque, claro, ¿quién no quiere más tiempo? Es el único recurso que, mientras más lo gastas, más te das cuenta de lo escaso que es. Lo curioso es que siempre creemos tener suficiente… hasta que no lo tenemos, porque el tiempo se acaba.

El tiempo es ese amigo que te invita a salir y luego te deja plantado. Todos hablamos de él como si fuera nuestro: «cuando tenga tiempo haré esto», «dame un momento», «el tiempo lo cura todo». Y ahí estás, confiado, pensando que todo se arreglará porque «hay tiempo». Y, sin darte cuenta, ¡pum!, ya es lunes otra vez. ¡Qué rápido se va el fin de semana! Pero qué lento avanza el lunes, ¿verdad? Misterioso ese fenómeno en el que dos días de descanso pasan en un abrir y cerrar de ojos, mientras una semana laboral parece eterna. Genial, ¿no?

El tiempo es relativo y también tiene un lado sádico. ¿Recuerdas ese día que esperabas con ansias? La boda, el viaje, la graduación… Pasas semanas, meses, ¡años! planeando. Luego llega, si tiene que llegar jajajaaj y… ¿cuánto dura? Dos, tres horas. Y ya. Pero eso sí, el tiempo sabe cómo alargarse cuando estás en la fila del banco o esperando que cargue un archivo en tu Pc. Ahí se vuelve infinito. ¿Maravilloso verdad?

Y ni hablemos de la famosa frase «el tiempo es oro». ¡Oro! Como si pudiéramos amontonarlo en una caja fuerte, abrirla cuando queramos y decir: «Hoy me saco una hora más de sueño». ¡Ja! Si fuera tan fácil. Al final, el tiempo hace lo que le da la gana, y a nosotros no nos queda más remedio que seguirle el juego, sonriendo como si supiéramos lo que estamos haciendo. Si valoráramos el tiempo inteligentemente sabríamos que «NUNCA ES TARDE» para lo que sea, aplícalo en tu vida y el tiempo solo se acaba, cuando la vida termina. Y hasta ese preciso momento siempre existirá una posibilidad para todo. Nunca dejes el tiempo para mañana ya que posiblemente mañana ya no dispongas de mas tiempo porque cada día que pasa es una día menos en tu vida. A mi el tiempo me hizo convertir con mucha paciencia, a lo inolvidable volverse olvido, y a lo imprescindible sobrar en mi vida. El como, el porque y el para que, te lo puedo contar porque ya no duele, convirtiendo el dolor en un bonito recuerdo, aunque todavía queda alguna «cosica» que sigue doliendo.

Y llego mi despertar espiritual como un jarro de agua fría en algunos casos, ¡y hasta puede tener su lado cómico! Imagínate pasar años creyendo que tienes todo bajo control, que lo que ves y conoces es todo lo que hay. De repente, boom, te das cuenta de que estabas navegando en la superficie de un océano profundo de verdades, como si llevaras gafas de sol en una cueva oscura. Tus amigos se van, y llega gente nueva, se rompen tus relaciones precisamente para que uno se entere que se tiene que querer así mismo y no dar tanto de ti a los demás que no te van a agradecer.

Es como si fueras caminando medio dormido por la vida, y de repente alguien te tira un cubo de agua fría: “¡Despierta! La realidad no es como la imaginabas.” Ahí estás, mojado, confundido, pero de alguna manera más despierto que nunca, tratando de procesar que tal vez todo lo que creías entender sobre la vida, tus relaciones, y el universo necesita una buena revisión y ya te pones en modo ITV generacional.

Y claro, tiene su toque de risa. A veces miras atrás y te ríes de cómo eras antes del «despertar», de lo serio que te tomabas todo. Como si fueras un personaje en una comedia cósmica, donde al final te das cuenta de que las cosas son mucho más simples (y a la vez más complejas) de lo que pensabas. Cuando cambias tus estados de conciencia y cambias como veías tus «cosicas» de antes a como las ves y sientes ahora, en presente, te puedo garantizar que la percepción de tu vida dará un giro de 360 grados.

Es ese momento en que el universo, con su sentido del humor, te muestra que no todo es tan serio, que en este viaje espiritual hay espacio para reírte de ti mismo y de tus antiguas certezas. Y aquí te pones a recibir hostias de un lado y de otro hasta que te enteras que eres un perfecto inútil emocional y de lo equivocado que estuve al darme a los demás y olvidarme de mi. Para mi, en los cursos de tantra que imparte «Mundo Consciente» me sirvió mucho una frase que repito a diario «AMOR ME CREA EN MI PERFECCION»… ¿La habíais oído alguna vez? Bueno pues esto es la creme de la creme, vamos de lo mejorcito que he visto y vivido en mi evolución personal como dar cojinazos. ¿Eres capaz de ver con amor todo lo que te rodea? un matrimonio que no ha funcionado, un amigo que te ha traicionado, unos padres inútiles, unos hijos desapegados, una novia en su mundo de Barbie superstar, un novio/a que te ha puesto los cuernos en tu cara o yo que se etc…. ¿eres capaz de verlo con amor? o sufres y huyes. Ya sabes que el sufrimiento es opcional, y si no te lo recuerdo. Hoy esta de moda hacer Ghosting pero nada cambia hasta que tu no cambies y el único que fue capaz de transformar cualquier situación en mi vida fui yo. ¿Eres capaz de perdonar cualquier situación? o eres de los que piensan que no todo se puede perdonar. Míratelo.

Ahí está, ¿ves? Son «cosicas». Detalles que no cambian el mundo, pero que sí cambian tu día y cambias tu. Y a veces, son justo esas «cosicas» las que le dan sabor a la vida. No siempre hace falta una gran historia, ni un final sorprendente, ni un viaje épico, simplemente con que se te rompa la cafetera recién levantado ya has creado tu drama del día. Solo hace falta mirar a tu alrededor, prestar atención y, sobre todo, compartir y ser tu en toda tu esencia. Porque al final, la vida está hecha de eso: «de cosicas» y lo que es para uno le tocara vivirlo porque cuándo venimos a este mundo ya traemos las «cosicas» que tenemos que superar en el plano físico pactadas. Dale una vuelta a esto ultimo, o vuélvelo a leer.

Rafa Navarro