Mujer sonriente sentada en un banco

Sana por dentro y vive plenamente

Agradecer

El camino hacia el conocimiento

La gratitud es cuando el recuerdo se guarda en el corazón y no en la mente. A todos vosotros, (maestros, terapeutas, psicólogos, neuropsicólogos, amigos, amigas, ex-parejas, familia, y como no mis hijas). Gracias por haber sido mi fuente de inspiración para entender lo duro que resulta auspiciar un cambio de paradigmas en la evolución humana preparándome para grandes cambios en mi vida.

Agradezco a las personas que me han apoyado y guiado a ser como soy y haber alcanzado la mejor versión de mi. Agradezco a todas las personas que me han ayudado en la vida, y a las que pensé que me habían provocado daño, porque gracias a ellas soy mas fuerte, resolutivo y he aprendido de ellas y de la vida. 

Después de recorrer a lo largo de mi vida por muchos caminos y senderos y de pasar por muchas situaciones de dolor y sufrimiento, me reafirmo en que esta filosofía de vida y de crecimiento personal es la que mas me ha ayudado a crecer, superarme, valorarme y vivir en el presente desde el amor hacia mi y hacia los demás. 

El mundo sería un lugar mucho mejor si las personas tuviéramos la humildad de decir, “Disculpa por como te traté”. Personas temporales nos enseñan lecciones permanentes. 

Gracias a mis maestros he podido entender que la vida es como un rompecabezas, cada pieza tiene una razón, un lugar y un porqué, no se debe insistir en colocar piezas donde no caben. 

También la mayor lección por donde he transitado es perdonarme por haber hecho todo lo mejor que supe y aún así no fue suficiente, pero cuando eliges la paz, la armonía, viene acompañada de muchas despedidas y la mayor de ellas por personas autistas sentimentales que no tienen concebido en su vida las metas o propósitos personales. 

Mi paz fue mas importante que volverme loco tratando de entender aspectos y los porqués de lo que pasó y de la manera que pasaron ciertos procesos en mi vida.

Elegí ser feliz y esto tiene un precio muy caro, porque elegí ayudar a personas en sus procesos pero no a hacerlos caer derrotados. Por esto mismo ahora elijo personas que :

  • Me elijan.
  • Me pregunten como estoy con un genuino interés.
  • No necesito demostrarles nada.
  • Me hacen sentir en libertad sin mascaras.
  • Con las que pueda respirar tranquilamente.
  • Me quieren ver crecer y brillar.
  • Sean sanas para mi salud mental. 
  • Que sienta paz cuando estoy a su lado.
  • No te quieren controlar y te brindan libertad.

    Convertirme en mi mejor versión ha requerido dedicación, esfuerzo y una mentalidad de crecimiento continuo. Establecer metas, aprender de los errores y rodearme de personas lideres, maestros, gurús y mentores que me apoyaron y me inspiraron.

    Todos ellos han sido clave para llegar a donde ahora mismo estoy en consciencia y en sabiduría. A mucha gente le quedó grande el lugar que le dimos pero no me preocupo porque todo después de un tiempo deja de doler o de importar. Yo decido que valor le doy a cada persona en mi vida. 

    Lo mismo ser un poco raro es, solo un efecto secundario de ser genial. Esto me lo dijo una persona muy entrañable de Andorra que la quiero mucho y fue la artífice de mi transformación inicial cuando mi mundo estaba de al revés. La gente buena tenemos algo que no se compra y es una conciencia tranquila. 

    Aprender a perdonar y a perdonarme por todos los errores cometidos me hizo entender que el perdón no es humildad ni superioridad, es gratitud por lo acontecido soltando el resultado. Es muy complicado de integrar pero cuando lo haces es liberador. Perdonar es ir al pasado y volver sano y salvo.

    Cuando haces consciente que en la vida todo llega y todo pasa has eliminado de tu vida el sufrimiento y te vuelves rico ya que poseo cosas que el dinero no puede comprar. 

    Como dijo Sócrates:

    Yo no puedo enseñar nada a nadie, solo puedo hacerles pensar. 

    Gracias de corazón por haber estado cuando el mundo se me caía encima….

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    El porque de Cuentamecosicas

    «Cuéntame cosicas… ¿Sabes? Siempre me ha hecho gracia esa frase. No sé si es por la confianza que encierra, como cuando alguien se sienta contigo y te dice: ‘Cuéntame, ¿qué tal? ¿Qué pasa?’.

    No importa si es algo grande o pequeño, es como si le abrieras la puerta a un montón de historias, aunque sean de las que se pierden en lo cotidiano, de las que no vas contando por ahí.

    Porque claro, ‘cosicas’ puede ser cualquier cosa. Puede ser que ayer se te rompió la cafetera justo cuando más la necesitabas, o que hoy amaneció más fresco el aire y te sorprendió. Son esas pequeñas historias que parecen no tener importancia… hasta que las cuentas.

    Y mira que es curioso. A veces, cuando alguien te dice ‘cuéntame cosicas’, de repente, como que el cerebro se te pone en blanco. Y piensas: ‘¿Qué cuento? ¿Qué tengo de interesante?’ Pero es justo entonces cuando te das cuenta: ¡todo lo que pasa es interesante! El truco está en cómo lo ves, cómo lo vives, y sobre todo, cómo lo cuentas.

    Por ejemplo, hoy podría contarte que me quedé atascado en un semáforo en rojo, pero no fue cualquier semáforo… ¡No! Fue un semáforo rebelde, de esos que parece que nunca se ponen en verde. Ahí estuve, esperando. Y mientras, observaba a la gente cruzar la calle. Había una señora mayor con un carrito lleno de frutas, que parecía ir a un mercado invisible. O aquel perro que, con toda la dignidad del mundo, olfateaba cada árbol como si estuviera haciendo una inspección oficial. Y, de repente, ¡pum!, cambió el semáforo.

    Ahí está, ¿ves? Son cosicas. Detalles que no cambian el mundo, pero que sí cambian tu día. Y a veces, son justo esas cosicas las que le dan sabor a la vida. No siempre hace falta una gran historia, ni un final sorprendente, ni un viaje épico. Solo hace falta mirar a tu alrededor, prestar atención y, sobre todo, compartir.
    Porque al final, la vida está hecha de eso: de cosicas.
    Así que venga, te toca. Ahora cuéntame tú… ¿qué cosicas me tienes?»